.: Béisbol Turrialbeño :.

Harold es un niño ciego en un 98% y quiere jugar béisbol, entonces Kiko Molina, a cargo de la Escuelita de Béisbol de la Rawlings, tiene que agenciárselas para alcanzar algunos logros, lo hace con sonido, el lanzamiento es de cerca, el movimiento del bate casi simultáneo con el aviso de que va la bola y cuando hay un ruido de impacto, la euforia se apodera del jugador, quien ahora debe de iniciar su carrera por las bases, con ayuda de un guía.

Otro niño llega a los sábados a la Escuela de Béisbol de Rawlings, toma un bate, lo blande, da vueltas, hace que le tira a una pelota, cierra los ojos, y repite el ejercicio.

Después se va a la Casa María Tenorio, de Campabadal donde vive feliz porque hizo deporte.

También hay jugadores con algún retraso, otros con síndrome de Down y sin embargo ahí están haciendo que kiko tenga que poner su imaginación a trabajar para hacer que aprendan al menos los conceptos fundamentales de lanzar y batear.

"Tengo un problema, manifiesta Kiko, es que la población es inestable y cuando ya hemos avances con el grupo, por razones diversas, que nadie discute, me los cambian, llegan otros y tenemos que comenzar de cero. Sin embargo es un reto interesante, ellos no necesitan tanto para alegrarse, sus pequeños avances son tan importantes como ganar un partido o un campeonato, la verdad es que esto es un cúmulo de emociones difícil de experimentar en otro escenario", manifiesta el entrenador, quien ha tenido que adecuar su programa de trabajo, sin la rigidez burocrática que obliga el sistema educativo normal, donde una adecuación curricular se parece mas a una soga ahorcando que a una cuerda para brincar suiza.

Shirley Gómez, gerente de Recursos Humanos de Rawlings, se expresa feliz con esta iniciativa, "es una idea enmarcada en la responsabilidad social de la empresa, sin embargo va más allá porque es sumamente agradable aportar a la comunidad este ámbito y ver cada fin de semana a los muchachos disfrutando de la práctica deportiva que sin día pasa a ser parte de propia", expresó.

Para Shirley sería muy importante que otras personas y empresas abran espacios similares para dar más oportunidades a esta población, que muchas veces transita al margen de la vida, oculta entre sus limitaciones y barreras sociales que ha construido nuestra falta de sensibilidad.